LEYENDA DE MI PUEBLO
EL CERRO NACHAO COTO
(Pan de Azúcar o
Cerro Tapado)
Duendecillos del Cerro
Nachao
Una noche de luna llena, Orlando
como de costumbre salió a regar su chacra, cuando de pronto vio a lo lejos,
cerca del cerro Nachao-Coto, una Iglesia pequeña y brillante, que estaba
ubicada sobre una roca y debajo de ella
se escuchaban doce campanadas, inmediatamente salió corriendo y conto a
su esposa, lo ocurrido.
Una mañana muy tempranito, cuando
rayaba la aurora Orlando divisó el cerro y grande fue su asombro cuando vio
bajar a los Duendecitos desnudos con poco cabello como un bebé, cantando y
bailando alegremente; se escondió para verlos más de cerca pero los ladridos
del perro asustaron a los pequeños Duendecillos que huyeron despavoridos. El
Campesino de retorno a casa iba pensando, mirando los alrededores de las
praderas, que embellecían el paisaje natural, cuando tropezó con una piedra de
oro, lo cogió y se lo llevó a casa. Durante la noche un Duendecillo le decía en
sus sueños que devuelva el oro. Orlando despertó alarmado y pensó para sí mismo
que los pequeños hombrecillos también tienen derecho a vivir con tranquilidad y debemos
respetar las cosas ajenas y a primera hora devolvió el oro en su lugar, otro
campesino al enterarse de aquello, paso por el mismo camino pero el oro ya
había desaparecido.
Algunos pobladores han querido
subir al cerro pero no han podido por su difícil acceso y sólo han encontrado
restos arqueológicos tan antiguos pero en miniatura.
Desde allí Orlando y los Duendecitos bien muy felices, amando la tierra y respetando cada uno de ellos
sus espacios, el Campesino en su chacra
y los enanitos en su pequeña ciudad de oro.
Fuente:
Sabios: Orlando Chupica
Eduardo Ríos
No hay comentarios:
Publicar un comentario